Instituido el 30 de mayo de 1972. El 27 de agosto de 2012, el Ministerio de Cultura y Deportes lo declaró Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, según acuerdo ministerial 826-2012.
Justificación, quizás innecesaria.
Dentro de los objetivos generales de la Comunidad, hemos tenido presente: facilitar los recursos y materiales para la formación de ciudadanía activa y con criterio. Entre ellos indudablemente el acceso a textos, principalmente de aquellos que provean a consolidar ese sentido de unidad e identidad colectiva, no pudiendo faltar entre ellos. El Popol Wuj.
El que para poder abordarlo implica la exigencia de poder dominar o conocer un mínimo el pensamiento milenario de los pueblos originarios de estas tierras, obstaculo muchas veces infranqueable, debido a diversos motivos, básicamente el mas recurrente y endémico del analfabetismo funcional e intolerancia.
Motivo por el cual presentamos una serie de textos, que quizás nos puedan ayudar a derribar algunos de esos prejuicios o barreras culturales. Sirviendonos de las valiosas colaboraciones de: don Ulmil Mejía y de don Francisco Pérez de Antón, sobre la traducción más rigurosa de los últimos tiempos del Popol Wuj, realizada por el Dr. Enrique Sam Colop.
Con la que esperamos poder sembrar la inquietud para abordar esta imprescindible obra y comprometiéndonos desde ya para poder hacer lo correspondiente en la Comunidad.
El que para poder abordarlo implica la exigencia de poder dominar o conocer un mínimo el pensamiento milenario de los pueblos originarios de estas tierras, obstaculo muchas veces infranqueable, debido a diversos motivos, básicamente el mas recurrente y endémico del analfabetismo funcional e intolerancia.
Motivo por el cual presentamos una serie de textos, que quizás nos puedan ayudar a derribar algunos de esos prejuicios o barreras culturales. Sirviendonos de las valiosas colaboraciones de: don Ulmil Mejía y de don Francisco Pérez de Antón, sobre la traducción más rigurosa de los últimos tiempos del Popol Wuj, realizada por el Dr. Enrique Sam Colop.
Con la que esperamos poder sembrar la inquietud para abordar esta imprescindible obra y comprometiéndonos desde ya para poder hacer lo correspondiente en la Comunidad.
"A fin de cuentas, unos cuernos son sólo un adorno, un mal adorno, es verdad, pero que no afecta la sustancia del relato bíblico. En cambio el error de traducción que voy a referirles, sí afectó severamente los orígenes históricos del pueblo maya-quiché y de Guatemala en general por muchos años".
Suele ser habitual que cuando el presentador de un libro se dirige a la audiencia diga que se sienta honrado de comentar al público la nueva obra. Y de tanto repetirlo, la fórmula se ha ido volviendo un tópico.
No obstante, yo estoy obligado a
utilizarlo esta noche, pues en verdad siento que es un privilegio presentar
esta nueva edición del Popol Wuj, la obra más sustantiva y trascendental de la
literatura precolombina en el continente americano. Y el motivo se debe a que
no estamos ante una traducción más, sino acaso ante la definitiva, merced al
extraordinario trabajo de un lingüista con el talento, el saber y la dedicación
del doctor Luis Enrique Sam Colop.
Pero antes de presentarles su
trabajo y hacer glosa de sus méritos, permítanme contarles una anécdota sobre
traducciones y traductores.
Siempre me había extrañado que
Moisés tuviera cuernos, dicho sea con perdón. Y no por los motivos que uno
podría suponer, sino porque desde niño nadie me supo dar razón de esas extrañas
protuberancias que le salían de la cabeza al célebre dirigente hebreo y que
hacían de él algo parecido a un sátiro de los cuentos de hadas, de esos que
habitan en los bosques y corren detrás de las ninfas con intenciones poco
santas. La imaginación de los niños, ya se sabe, es así.
Pero había una buena razón para
que Moisés tuviese esos apéndices, tal y como pueden observarse en la célebre
escultura de Miguel Ángel y en una pintura de Rembrandt. Y esa razón no era de
naturaleza teológica, sino lingüística o filológica, debido a una mala
traducción del llamado Libro de los Libros.
Resulta que la única Biblia que
estos dos grandes artistas, Miguel Ángel y Rembrandt, conocían era la traducida
al latín por San Jerónimo, un texto bastante descuidado y deficiente, pero que
la Iglesia se resistía a revisar para no tener que dar las explicaciones que
una edición revisada exigía. Y entre otros muchos errores de traducción, había
un patinazo de San Jerónimo, en el pasaje del Éxodo en que Moisés desciende del
Sinaí con el rostro resplandeciente, y que no se enmendaría hasta hace muy
poco.
Me explico. Debido a la ausencia
de vocales en la lengua hebrea, la palabra qrn lo mismo puede significar qaran
(estar radiante) que qeren (llevar cuernos). San Jerónimo usó la segunda opción
y otro tanto hizo Lutero al traducirla al alemán De ahí que, hasta principios
del siglo XX, se usara una interpretación errónea del pasaje y que el Moisés de
estos dos grandes artistas que fueron Miguel Angel y Rembrandt llegara hasta
nuestros días cornúpeta o cornudo o cachudo, como cualquiera puede comprobar si
examina las obras de estos dos grandes artistas..
Shock cultural
Con el Popol Wuj, un texto al que
se le ha atribuido en ocasiones el nombre de Biblia maya-quiché, ha sucedido
otro tanto con numerosas expresiones, vocablos y giros que han distorsionado el
sentido del texto original. Y puedo dar fe de lo que digo, aunque no conozca ni
hable la lengua quiché.
Durante el tiempo que invertí en
estudiar el Popol Wuj, sin otro afán que el de entenderlo, consulté no menos de
7 versiones de la obra. Y en todas ellas había sensibles diferencias de
traducción, tanto de bulto como en sutilezas que alteraban por completo el
sentido, no ya de una frase o un párrafo, sino en algunos casos del contenido y
la sustancia de la historia antigua de Guatemala.
El doctor Sam Colop, que además
de lingüista es escritor, conocía este problema y ha empleado 5 años de su vida
en traducir con acuciosidad rayana en la obsesión esta joya de la literatura,
la mitología y la historia prehispánicas. Y no lo ha hecho a partir de copias o
textos de segunda mano, sino del original que se encuentra en la Newberry
Library de Chicago.
El doctor Sam Colop aventaja a
los traductores anteriores en tener la lengua quiché por lengua materna, lleva
más de 25 años dedicado al estudio de la poesía maya y, por si eso no fuera
bastante, ha mantenido consultas permanentes con destacados especialistas de
las culturas precolombinas de Guatemala, como Robert Carmack, Chirstopher Lutz
y Dennis Tedlock. De ahí que me haya atrevido a calificar de definitiva esta
versión que su autor nos ofrece en esta fecha.
También he dicho que me consta la
acuciosidad de su trabajo. Soy también testigo de ello, así como del acervo
cultural del doctor Sam Colop y de su precisión a la hora de traducir al
español lo que para mí fue durante años un texto difícil y oscuro que no
alcanzaba a entender, debido fundamentalmente al shock cultural que me causó en
su primera lectura y a mi incompetencia para interpretar los mitos que lo
articulaban.
Y entre las graves dudas que yo
tenía sobre algunos pasajes de la obra, había una que el doctor Sam Colop me
ayudó a dilucidar y que me parece oportuno referir en esta ocasión. Se trata de
un error de traducción que se ha venido repitiendo en versiones previas del
libro y cuya trascendencia histórico-cultural ha sido entre nosotros bastante
mayor que la de los cuernos de Moisés.
A fin de cuentas, unos cuernos
son sólo un adorno, un mal adorno, es verdad, pero que no afecta la sustancia
del relato bíblico. En cambio el error de traducción que voy a referirles, sí
afectó severamente los orígenes históricos del pueblo maya-quiché y de
Guatemala en general por muchos años.
continua...
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